Sermon Category: Nuevo Hogar

El poder puro puede derribar gobernantes y provocar revoluciones, pero no puede cambiar el corazón. Debido a nuestro pecado, nuestro corazón está esclavo del mal y es incapaz de satisfacer las demandas de la justicia de Dios. Aquí es donde la gracia de Dios proporciona los medios y las maneras para que los humanos pecadores y quebrantados encuentren libertad y una nueva vida como el pueblo de Dios nacido de nuevo, los primogénitos de una nueva creación a través del Cordero de Dios que quita nuestros pecados.

Liberarse de la esclavitud del pecado y de los poderes opresivos de este mundo no es fácil. Dios está en guerra con los poderes que, tras bambalinas, controlan a los actores humanos de todas las épocas. Por cada corazón e institución endurecidos que se opone a Dios y sus propósitos redentores, hay poderes espirituales en juego que Dios debe vencer antes de que la redención abra una manera de rescatar y restaurar a aquellos a quienes Dios ha llamado a ser su pueblo redimido y renovado.

En el reino de Dios, los buenos líderes son buenos seguidores. Como líderes servidores no podemos guiar a otros donde nosotros no estamos dispuestos a ir primero. Los líderes de Dios son personas que no sólo hablan lo que dicen, sino que también hacen lo que dicen. En este intrigante pasaje, veremos cómo Dios confronta a Moisés en su vida personal y le recuerda que en el ministerio, la integridad no es opcional.

En el reino de Dios, los buenos líderes son buenos seguidores. Como líderes servidores no podemos guiar a otros donde nosotros no estamos dispuestos a ir primero. Los líderes de Dios son personas que no sólo hablan lo que dicen, sino que también hacen lo que dicen. En este intrigante pasaje, veremos cómo Dios confronta a Moisés en su vida personal y le recuerda que en el ministerio, la integridad no es opcional.

Todo padre quiere un futuro mejor para sus hijos. Sin embargo, muchas personas en este mundo destrozado viven en condiciones en las que un futuro mejor parece inalcanzable. Muchas veces, cuando toda esperanza parece perdida, Dios interviene para hacer lo que nos resulta imposible. La historia de Moisés es la historia de lo que Dios puede hacer a través de aquellos que son impotentes pero dicen sí a su llamado.

Todos vivimos en un mundo roto. Desde Génesis 3 este mundo no es lo que Dios quería que fuera. La esclavitud al pecado y la decadencia son las consecuencias del pecado y la muerte. Fuera de este mundo quebrantado, Dios está llamando a su pueblo a una nueva vida donde la presencia de Dios nos libera del quebrantamiento de este mundo oscuro y nos introduce a su reino de luz. La pregunta ahora es: ¿responderemos a su llamado?