El poder puro puede derribar gobernantes y provocar revoluciones, pero no puede cambiar el corazón. Debido a nuestro pecado, nuestro corazón está esclavo del mal y es incapaz de satisfacer las demandas de la justicia de Dios. Aquí es donde la gracia de Dios proporciona los medios y las maneras para que los humanos pecadores y quebrantados encuentren libertad y una nueva vida como el pueblo de Dios nacido de nuevo, los primogénitos de una nueva creación a través del Cordero de Dios que quita nuestros pecados.
Un nuevo cántico de salvación | Éxodo 15

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