Nos hicieron adorar a Dios. El árbol de la vida es un símbolo de la relación de Dios que da vida en la comunión con su pueblo. Nos hicieron alimentarnos de la presencia inagotable y siempre que da vida a Dios. La adoración se trata de disfrutar del alimento de la presencia de Dios en obediencia a su voluntad. La verdadera adoración es la obediencia a la Palabra de Dios. Nada es más espiritualmente nutritivo para nosotros que la palabra perfecta y agradable de Dios.