Continuaremos con el mensaje de Hechos 3. Convertirse en un dador de vida comienza reconociendo la diferencia que hace la presencia de Dios en medio de las necesidades de un mundo quebrantado. Sin embargo, satisfacer las necesidades físicas no es suficiente. Todo el mundo quiere que se satisfagan sus necesidades físicas, pero Dios sabe que nuestra necesidad es mucho más grande que nuestras necesidades físicas. Dios quiere profundizar en el resto de nuestras necesidades. Solo el evangelio aborda la restauración completa de lo físico, emocional, relacional y espiritual.