La sabiduría y la riqueza proporcionan una base sólida para una nación próspera, pero la prosperidad material necesita ser filtrada a través de la lente de la verdad bíblica para lograr los objetivos eternos de Dios. Cuando recibimos las bendiciones de Dios, es fácil olvidar cuyas bendiciones son y este olvido es el comienzo de nuestra desaparición. Cuente sus bendiciones, no dé estas por sentado, sigue siendo un paso necesario para cumplir con los planes de Dios para nuestra generación.