Nuestra fe será probada por el fuego. Cuando entramos en el campo de la misión, entramos en el campo de batalla. Ninguno de nosotros será inmune a las tribulaciones que vendrán con la misión. Dios usa el fuego de las tribulaciones para refinar nuestro testigo y hacernos más como Cristo, pero el enemigo buscará usar los mismos juicios para tentarnos y alejarnos de nuestro compromiso con Cristo. Lo que termina sucediendo revelará la naturaleza de nuestra fe y madurez.