Este mundo nos dice que la muerte es el final de todas las cosas. No es así para los creyentes en Jesucristo. En estos versículos, Pablo nos dice que el Evangelio es la buena noticia que proclaman que la muerte misma algún día se deshará. Esta esperanza, vinculada al regreso de Jesucristo, es la esencia de la promesa de la resurrección. El estímulo, no la desesperación, es lo que espera a los cristianos por su futuro. En un mundo que no tiene esperanza y oscura, el Evangelio es la luz que nos abarca el camino a casa.