A Satanás le encanta acusar al pueblo de Dios y restregarnos nuestros fracasos en la cara. “Te lo dije” puede ser una frase utilizada para avergonzar y condenar a quienes caen a sabiendas. A diferencia de Satanás, Dios no dice simplemente “Te lo dije”, sino que proporciona los medios necesarios para satisfacer su perfecta justicia y transformar a los pecadores en sus restaurados instrumentos de redención. De esto se trata la propiciación y de esto se trata el amor.