La familia es el bloque fundamental de la sociedad. Sin embargo, desde la caída, cada familia y cada estructura social son inevitablemente corruptas. Afortunadamente, el evangelio proclama la redención no sólo a nivel personal sino también a nivel social; empezando por la familia. En este pasaje, Pablo muestra cómo el evangelio redime lo que el pecado ha herido, redimiendo a nuestras familias para que reflejen una vez más la bondad de la imagen de Dios a través de relaciones humanas amorosas.