La victoria de Dios sobre el mundo, el pecado y la muerte es la fuente y la base de nuestra confianza y seguridad. Debido a que estamos en el Hijo, se nos ha dado vida eterna, la vida misma de Dios que fluye por las venas de su Hijo. Este es el mayor tesoro de todos. Teniendo a Cristo, lo tenemos todo. Él es el Dios verdadero y la vida eterna. El verdadero amor de Dios les dice a los suyos que son amados por siempre, seguros y vivos para siempre en Cristo.