Todos tenemos problemas, pero cuando estamos solos, nuestros problemas parecen imposibles. El ministerio de Jesús se centró en la curación y el arrepentimiento. En su raíz, todos nuestros problemas y sufrimientos son consecuencias del pecado. Jesús es Dios que comparte nuestros sufrimientos y pruebas para compartir su curación y darnos la oportunidad de convertir nuestra vida y recibir su paz, una paz que ha superado el mundo.